Traducción: Ivan Leichsenring y Yuri Martins Fontes [revisión de la traducción: Fabio Maldonado y Pablo Carrizalez Nava].
Manuscritos inéditos1
quand la pauvreté entre
par la porte, l’amour
s’envoie par la fenêtre 2
Carta al Comité Regional de San Pablo del Partido Comunista de Brasil (noviembre de 1932)3
En respuesta a su comunicación se declara lo siguiente: (…) el CR está profundamente engañado sobre mi persona (…).
[En contra de la acusación de intentar “fundar un periódico pequeño-burgués] La línea de este periódico sería, sin embargo, nítidamente marxista-leninista. De otra manera, a mí no me interesaría. (…) Pero la obligación de todo el mundo es intentar, no cruzar los brazos y declarar de antemano que actuar es inútil o imposible. Se deben aprovechar todas las posibilidades legales, los “intersticios de la legalidad”, como decía Lenin, que siempre existen, en mayor o menor proporción. Pero para saber cuáles son estas posibilidades, es necesario comenzar a trabajar, y aprender con la experiencia, no querer simplemente adivinar. Es lo que yo pretendía hacer. Para animarme, estaba ahí el ejemplo del “Pravda”, que salió regularmente de 1912 a 1914 en plena Rusia zarista y autocrática, es decir, en un régimen mucho más opresivo que el nuestro (…).
[En contra de la acusación sobre haber escrito una tesis “trotskista” que se oponía a la revolución democrático-burguesa] El CR quiere provocar una revolución democrático-burguesa. Pero eso es absurdo. Nadie puede dirigir los acontecimientos. El papel del PC sería, en el caso de que se procese una revolución burguesa, encabezarla. Pero para eso, es necesario antes indagar si de hecho en Brasil existe la inminencia de una revolución burguesa. Y eso es lo que niego. Si eso fuera así, no faltarían sus síntomas, y ninguna persona con buen juicio lo podría negar. Cuando en Rusia, Lenin aconsejaba al proletariado a conducir la revolución burguesa, no había quien negara la inminencia de esa revolución, que era tan evidente.(…) La única divergencia era sobre la forma de cómo realizarla.(…) La burguesía pretendía hacerla ella misma (…), los bolcheviques, al contrario, con Lenin a la cabeza, querían una activa participación de los operarios y campesinos; pretendían además que se implementara la dictadura proletaria y campesina, y finalmente, que la revolución burguesa se transformara en una revolución socialista. ¿Se puede afirmar que algo semejante pasa en Brasil? Es lo que niego, pero me gustaría poder comprobarlo, no con imposiciones o amenazas, sino con argumentos. Y el CR puede estar seguro que le sirven mucho más los colaboradores conscientes y sinceros, que los oportunistas sin opinión propia (…) [cuya] colaboración no tiene convicción (…). Pero los que intentan ser sinceros, nunca faltarán cuando sean convocados para luchar.
Notas (Diarios Políticos, abril de 1937)4
La lucha será fatal. (…) Esa gran lucha antifascista se encuentra todavía en sus primordios. Permanece por ahora en un plan restricto de politiquería. (…) La oposición está en contra de Getúlio; los de la situación probablemente se dividirán. (…) Estas son las perspectivas hacia un futuro inmediato. Pero evolucionarán rápidamente hacia una situación mucho más profunda y aguda. Y esa será la polarización entre fuerzas fascistas y antifascistas, que se resolverá finalmente en el terreno de la lucha armada.
“1937” (ensayo inédito/ Diarios Políticos, París, diciembre de 1937)5
(…) La “cuestión social”, tomada en una acepción o sentido lato, fue durante el Imperio, la cuestión servil. El régimen anterior la resolvió –por lo menos en lo esencial– aboliendo la esclavitud en vísperas de la República. Cabía a esta completar la obra de la abolición, extirpando los residuos del régimen esclavo que aún permanecían y se mantenían en gran parte. No bastaba evidentemente con liberar a los esclavos. Era necesario comenzar a incentivar la moral del trabajador brasileño y valorar su trabajo, profundamente impregnado aún por el espíritu de los cuatro siglos de esclavitud. La primera generación de dirigentes republicanos, formada según la tradición esclavista, apenas entendía la necesidad de la abolición. Pero esto no fue algo uniforme. Algunos la apoyaron, otros la aceptaron, debido a las circunstancias del momento, que la imponían. Ir más allá les resultaba imposible, y la ley del 13 de Mayo representó la última etapa de la campaña de liberación del trabajador nacional. El nuevo problema era la liberación social, (liberación social en el sentido brasileño de aquel momento) que se imponía después de la liberación jurídica, que ni se recuerda.
La cuestión social brasileña, que ya existía de esa forma, se complicó con esa otra situación, desconocida hasta entonces en nuestro medio, y que es el surgimiento proletariado industrial, que surge propiamente en Brasil, en el primer decenio del siglo actual. Durante la Gran Guerra, la industria brasileña pasa por un período de desarrollo, y el proletariado industrial se hace sentir. Esta nueva cuestión social no pasó tan desapercibida como la anterior, porque se centraba permanentemente en las agitaciones operarias que comenzaban a sentirse en el país. Así mismo, el problema se siente más de lo que se comprende, según la famosa frase de un dirigente, ex presidente de San Pablo, que define muy bien la actitud de los dirigentes brasileños: “la cuestión social es una cuestión de policía.”
Finalmente, el tercer problema básico, debido a las nuevas condiciones brasileñas, era un problema general de reorganización política. La estructura del país, después de las fluctuaciones del primer decenio republicano, se sostenía en las bases que antes describimos. En cada estado, hay una pequeña oligarquía que asume el poder. Normalmente, existe otro grupo en la oposición, con el que disputa. Pero situación y oposición no se distinguen bien, sino por la diferencia de dirigir o no la cosa pública. El contenido de ambas es lo mismo: composición social, programa –o falta de programa–, y finalidad. Esta situación corresponde al estado embrionario de nuestra formación política en el inicio de la República.
Los cuarenta años que siguen modifican, y sobre todo complican la simplicidad anterior. El aumento de la población, la madurez de las nuevas clases sociales que el Imperio ignoraba o que solo conoció al comienzo, la clase media, el proletariado, la mayor diversificación de intereses, sobre todo el económico, el nuevo equilibrio social y económico que se organiza de a poco y se establece en oposición al anterior, profundamente atónito por la abolición y la reorganización del trabajo en base a la libertad jurídica del trabajador, y en grandes sectores del país, el trabajador inmigrante. Todos estos y otros factores más vuelven el sistema político del país obsoleto. Representa una transición entre el pasado y el futuro. Con el paso del tiempo, se muestra cada vez más anacrónico e insostenible. También ahí, nuestros dirigentes fueron incapaces de comprender la situación; y no se dio ningún paso, sino en el sentido de reformas profundas, algo que evidentemente no se podía realizar abruptamente, por lo menos en el sentido de permitir la evolución política del país por medio de un sistema menos rígido, y no inmovilizado por las formas cristalizadas e incapaces de modificación.
Estos son, en suma, los problemas fundamentales del país en vísperas de la Revolución de 19306. Su incomprensión genera en el país un malestar generalizado que se expande a todas las clases sociales. La impopularidad de todos los gobiernos, desde el nacional hasta los municipales, llega entonces a la cumbre. Existía un divorcio profundo entre la nación, en su conjunto, y sus dirigentes. Esa oposición generalizada no llegó a cristalizarse en formas ni programas definidos. Es confusa y amorfa. Penetra en los cuadros políticos oficiales, donde domina el escepticismo y cierto descontentamiento y falta de confianza en el futuro. Esa situación se rebela en los sucesivos motines militares que golpean el país a partir de 1922. No tanto por los motines en sí (aunque estos demuestren la disgregación política del país), sino sobre todo por la simpatía que despiertan. (…)
No sería posible analizar aquí detalladamente las causas inmediatas de la Revolución de 1930 y las circunstancias que la desencadenan. Tenía que llegar, la situación del país la vuelve fatal. La crisis económica de 1929, la crisis política de 1929–1930 no fueron sino factores últimos que hicieron posible algo que hacía tiempo se respiraba.
Sucedió con la Revolución de 1930, una vez victoriosa, lo que iba a suceder con un movimiento casi espontáneo, que no traducía una orientación y objetivos definidos, sino que resultaba sobre todo de la profunda decadencia en que había caído la política del país. Las dificultades de la Revolución se agravan con la crisis económica y financiera en la que se debate el país. (…)
Es verdad que el Congreso, luego de las primeras elecciones que se realizaron, se mostró de una mediocridad chocante. Pero era natural que así fuera. No podría ser otro el resultado del período de desorganización política posterior a 1930. Lo que parece más grave en el carácter del parlamento de la República Nueva –que, sin embargo, denota un vicio de toda la reorganización política del país– es el rasgo regionalista, herencia del pasado, que en él se manifiesta. En una palabra, el nuevo orden político reproducía, aunque ya muy atenuadas y apenas como un residuo del pasado, una buena parte de los defectos de la política anterior a 1930. El sistema político antiguo, caracterizado por el regionalismo que compartían la política y la administración brasileñas en veinte organismos minúsculos (veintiuno si agregamos el Distrito Federal), sin articulación entre sí y unidos, únicamente, por un centro prácticamente ineficaz y sin acción directa sobre el país. Este sistema cumplió su ciclo y se había vuelto incompatible con las nuevas condiciones del país, cuyos problemas fundamentales, tanto políticos como económicos y sociales, tenían un carácter eminentemente nacional, y solo podrían resolverse en el plan nacional. Por lo tanto, lo que [quedaba] de aquel sistema en el nuevo orden, constituía un vicio que había que eliminar. (…)
La crisis de 1929 contribuyó también indirectamente en el fortalecimiento del poder federal. La ruina del café, debido al fracaso del plan de valorización que se aplicaba el Estado de San Pablo desde 1925, obligó al gobierno federal a hacerse cargo de los negocios del café que San Pablo, en el extremo de sus posibilidades, ya no estaba en condiciones financieras de gestionar. (…)
La evolución centralizadora de la política brasileña, provocada por varios factores, de los cuales solo esquematizamos los principales, es un fenómeno característico de estos últimos años. Característico y profundo. Ya no es posible oponerse a él. Además, todo lo que se dirija contra él, podría provocar una reacción fatal que acabaría necesariamente por vencer.
Esto es justamente lo que sucedió en el momento de la reorganización política del país, la llamada “reconstitucionalización”, que se procesa a partir de 1934. Aunque enormemente atenuados, hay que reconocerlo, reaparecen los mismos vicios anteriores: la política regional, caracterizada por la lucha de facciones locales, sin proyección nacional e incapaz de enfrentar los problemas básicos del país, de carácter eminentemente nacional. La contradicción entre las nuevas condiciones del país y la política que en él se organiza es flagrante.
Las características regionales de la nueva política se reflejan claramente en la constitución de la Cámara Federal, en las elecciones estaduales, en la disputa acerba por el gobierno. Pero donde se vuelve más nítida es en la campaña por la sucesión presidencial de 1937. (…)
¿Cómo explicar el renacimiento de un sistema que parecía abolido, y que se encontraba en flagrante contradicción con las nuevas condiciones políticas del país? Una de las causas ya se señaló: no se extirpan viejas costumbres de una tradición antigua del día para la noche. Las condiciones objetivas se habían modificado profundamente; sin embargo no hubo una maduración política en el país. Esta se atrasó, y los 4 años de agitación y desorganización luego de la Revolución de 1930 no bastaran para reformar la conciencia política brasileña.
Carta al “compañero” Evaldo da Silva Garcia (mayo de 1946)7
(…) Respondo su pregunta sobre mi posición política (…), continuo donde siempre he estado, desde que me reconozco como persona: soy comunista y miembro del PCB8 y esto lo dice todo. (…) He buscado ahí armonizar mis convicciones con una línea política. (…)
Escribirle a un comunista no es hacer lo que nos “agrada”. No es buscar alabanzas (…). Es contribuir en la formación y la divulgación de la teoría revolucionaria del marxismo. Habrá quienes hagan esto mejor, otros peor. Pero todos contribuirán con algo. Y es esto lo que importa. Esto es importante en Brasil y en este momento. ¿Se puede afirmar, en sana conciencia, que ya existía entre nosotros una correcta interpretación marxista sobre nuestro país y nuestra revolución? ¿Cualquier cosa, ya no digo que se acerque, sino que recuerde vagamente lo que hizo Marx en el siglo XIX, y Lenin en Europa, sobre todo en Rusia de los primeros veinte años de este siglo? La revolución nos es un juego. Transformar el orden establecido es una inmensa tarea que no se resuelve con magia ni con las mejores intenciones del mundo. Hace falta sinceridad, dedicación, sacrificio proprio, que son algunos factores necesarios; indispensables. Pero aún faltará algo muy importante: una conciencia clara, nítida y segura del camino a seguir. (…) Que no es seguir algunos esquemas abstractos que se van arreglando dependiendo de las circunstancias y que sirven en todas las oportunidades.
No hay duda de que este último año hemos dado un gran paso. Se ha formado una conciencia popular como nunca habíamos tenido en el pasado. Un interés político elevado en amplios sectores de la población brasileña. (…) La guerra ha sido una gran experiencia que ha transformado completamente la fisionomía de Brasil. Y existen hoy las condiciones fundamentales para comenzar una gran transformación que nos llevará, aunque sea en un futuro que no podemos todavía prever, a un nuevo orden muy diferente al actual. Pero no bastan las condiciones; hay que saber utilizarlas. (…) Y como no somos idealistas, tenemos que conocer el sentido profundo de la evolución de los acontecimientos, y comprender su proceso.
Desarrollo de la inteligencia (sin fecha/posterior a la década de 1950)9
(…)
18 – Conocimiento teórico y práctico: el conocimiento se elabora en función de la acción.20 – Constante, acción, identificación: el conocimiento existe dependiendo de la acción, es decir, observa la acción. Una de sus características esenciales –quizás la esencial– es hacer posible que el individuo agente “se reconozca” en el seno de la realidad, que sepa con qué está lidiando, frente a qué se encuentra.
(…)
26 – El problema del conocimiento nuevo: el problema del progreso del conocimiento es el paso de lo conocido a lo desconocido.
(…)
44 – Elaboración del conocimiento – estructura, elementos: elementos y estructura se configuran, es decir, se configuran progresivamente hasta que se caracterizan plenamente.(…) Cuando se caracteriza la estructura más grande, tendremos un nuevo elemento utilizable en una relación más grande, y representada por un nuevo concepto.
Carta a Carlos Nelson Coutinho (8 de febrero de 1960)10
(…) Aplicar un método de interpretación a la investigación histórica no consiste en partir de premisas teóricas, y deducir de ahí la interpretación. Lo que el marxismo nos ofrece es un método de indagación, de búsqueda de los hechos históricos. (…) La historia se hace con hechos, y el historiador debe partir de los hechos.
Carta al Prof. Arivelsio Padilha (abril 1960)11
Esas discrepancias [con la realidad] no importan, porque la gran contribución de Euclides ha sido (…) el coraje con el que, ante la hipocresía característica de su tiempo, ha denunciado las máculas sociales del país. El impacto emocional que esto produjo ha tenido el efecto más largo, pues ha enseñado a las nuevas generaciones a mirar de forma diferente el Brasil y sus cuestiones. Ellas no buscarán, como había sucedido en el pasado, imitar la cultura europea, ocultando avergonzadas todo lo que nos distingue como cultura. El pensamiento brasileño, con Euclides da Cunha, empieza a adquirir mayoridad.
Carta a Cruz Costa (julio 1970, cárcel del cuartel del 16o Batallón de la Policía Militar)12
(…) A partir de la hipótesis hegeliana, se hizo posible marchar en el sentido de la interpretación y explicación del proceso de elaboración del conocimiento, que a partir de la experiencia sensible, va dar progresivamente y a través de sucesivos niveles de abstracción cada vez más refinada, hasta mismo en los casos extremos, en la conceptuación matemática donde se pierden de vista las raíces empíricas del proceso. Raíces estas, sin embargo, que no dejan por eso de existir. (…)Me refiero a la abstracción “dialéctica”, esto es, al proceso de las relaciones sucesivas(…). El problema epistemológico fundamental (…) consiste, precisamente, en describir psicológicamente ese proceso, para los que los trabajos de Piaget y sus discípulos de la Epistemología Genética, con todas sus distorsiones, contribuyen bastante. (…) [Son esos] “sistemas de relaciones” los que, en conjunto, constituyen el conocimiento y su parte más integrada, que es la Ciencia propiamente dicha, en particular. Y precisamente por ser ‘sistemas’, esto es, conjuntos o totalidades integradas e interrelacionadas, ofrecen la posibilidad, a través de ellas y con el instrumento de las operaciones mentales –que formalizadas constituyen la Lógica desde la aristotélica hasta la logística–, que el pensamiento pase de los niveles abstractos hasta la representación sensible y la experimentación concreta. Eso es lo que une la Ciencia (o aún, el Conocimiento en general) con el “reconocimiento” de la realidad concreta y sensible, permitiéndole realizar su fin precipuo y su razón de ser: la conducción de la acción humana. Acción humana que además situará al individuo pensante ante situaciones que, como pensador que es, aplicará su observación y operación de relación que sucederán en el proceso antes considerado de elaboración o reelaboración del Conocimiento.
Notas
1 Advertencia: todas las Notas de este capítulo son del Organizador de esta publicación. Los extractos que se traducen son partes de algunos manuscritos aún inéditos, que pertenecen al Fundo Caio Prado Júnior –del Archivo del Instituto de Estudios Brasileiros de la Universidad de San Pablo. La selección y organización de los textos, así como la transcripción, fueron realizadas por Yuri Martins Fontes –y se destinaron originalmente a su tesis de doctorado: O marxismo de Caio Prado e Mariátegui – formação do pensamento latino-americano contemporâneo (FFLCH-USP, 2015), cuya versión en formato libro se publicó recientemente con el título: Marx na América – a práxis de Caio Prado e Mariátegui (Alameda/Fapesp, 2018).
2 Fundo Caio Prado – Archivo IEB-USP: referencia: CPJ-Cad010. Libreta sin título, con poemas y notas, p. 28. Proverbio popular apuntado por Caio durante su exilio en Europa:“Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor sale por la ventana (…)” [sin fecha/ supuestamente al final de la década de 1930].
3 Fundo Caio Prado – Archivo IEB-USP: referencia: CPJ-CA114. En la carta, escrita luego de su ingreso en el PCB, se defiende de las acusaciones de sus correligionarios, que lo acusan por haber intentado fundar un periódico de propaganda que se oponía a la “demagogia de los llamados ‘tenientes’”, y por su tesis polémica sobre la “estrategia revolucionaria”.
4 Fundo Caio Prado – Archivo IEB-USP: referencia: CPJ003-117, p.159-163. Caio Prado, al darse cuenta que Getúlio Vargas quería “perpetuarse en el poder”, comenta que en Brasil se agrava la polarización entre el fascismo y el antifascismo; prevé que este embate se dará “en el terreno de la lucha armada”.
5 Fundo Caio Prado – Archivo IEB-USP: referencia: CPJ004-286. En ese período Caio Prado se exilia y analiza las causas del golpe de estado de Getúlio Vargas.
6 Se trata de un movimiento que se organiza en distintos estados brasileños en contra del dominio político que en ese momento centralizaban los paulistas. En esa ocasión, Getúlio Vargas asumía como jefe del “gobierno provisorio” (en noviembre de 1930), hecho que marca el fin de la “República Vieja” (un período en el que la política nacional se encontraba dominada, de forma alternada, por las oligarquías de San Pablo y Minas Gerais).
7 Fundo Caio Prado – Expediente IEB-USP: referencia: CPJ-CA002.
8 Es decir, el Partido Comunista de Brasil, en la actualidad denominado Partido Comunista Brasileño (la sigla PCB se mantuvo).
9 Fundo Caio Prado – Archivo IEB-USP: referencia: CPJ-Cad035. Ensayo inédito, sin fecha, posterior a Dialéctica del Conocimiento (supuestamente del final de 1950). Párrafos de las páginas: 37, 40, 54, y 85.
10 Fundo Caio Prado – Archivo IEB-USP: referencia: CPJ-CA060. El destinatario lo había criticado por cuestiones metodológicas.
11 Fundo Caio Prado – Archivo IEB-USP: referencia: CPJ-CA024a. Caio Prado critica la obra Sertões de Euclides da Cunha, pues “no dan en conjunto” una idea rigurosa de los “sertones reales del Nordeste”. Sin embargo, al final elogia al autor al afirmar que es el hito inicial de un pensamiento brasileño auténtico.
12 Fundo Caio Prado – Archivo IEB-USP: referencia: CPJ-CA006. Acá se trata de la relación dialéctica entre la filosofía y la ciencia, entre la abstracción y el empirismo.