LA CRISIS EN MARCHA [capítulo extra de 1970] Traducción: María Chaumet [revisión de la traducción: Pablo Carrizalez Nava y Yuri Martins Fontes]. La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) trajo aparejadas grandes modificaciones en la evolución de todos los pueblos. Señaló un desvío acentuado en la marcha de los acontecimientos humanos y los encaminó por nuevos rumbos que, si bien ya se venían preparando y gestando en una etapa previa, solo entonces se concretizaron de forma nítida y decisiva. Pero la guerra, a pesar de las repercusiones profundas, directas e indirectas, cercanas y remotas, que marcó la evolución económica brasileña, no alteró en esencia, y no podría haberlo hecho, el proceso de transformación observado en ella durante los decenios previos (…). La “crisis de nuestro sistema colonial” se mantuvo, y a pesar de las circunstancias especiales y de los aspectos particulares que en ella provocó la conflagración en la que participamos pasiva y también activamente, tal crisis se acentuó y precipitó considerablemente, y abrió nuevas y largas perspectivas para la transformación final de dicho sistema. Eso dará lugar, por un lado, al esfuerzo de adaptación del orden económico vigente a las contingencias surgidas, y de reestructuración del mismo sistema en formas renovadas; pero sin comprometer la esencia colonial. Por otro lado, y como consecuencia, se agudizan las contradicciones inmanentes en el orden establecido que ahora se proyectan con gran vivacidad en el plano social y político. El país entra en una etapa en la que, en ciertos aspectos, a la par del crecimiento de sus fuerzas productivas y de la diversificación de sus actividades económicas (en particular con relación al progreso industrial) se verificarán acentuados y crecientes desequilibrios y desajustes que se trasladan a la vida social y política.(…) Durante el transcurso de la guerra, sobre todo en la última etapa y prolongándose a los años subsiguientes, fuimos testigos de una revigorización esporádica del sistema tradicional del pasado, abriéndose para dicho sistema (es decir, una economía exportadora de productos primarios y con miras esencialmente al exterior) una nueva y brillante oportunidad. Con una intensidad que el país no experimentaba desde hacía tiempo, Brasil se transformaba nuevamente en el blanco de una fuerte demanda internacional de productos alimentarios y materia prima, exigidos ahora por las necesidades bélicas en la que se empeñaban las grandes potencias de las que Brasil era y aún es tributario. Esa intensificación de la demanda no se refleja tanto en el volumen de las exportaciones, cuyo aumento no será muy sensible, circunstancia que debemos observar, desde ya, y que muestra el agotamiento de la capacidad productiva de la economía brasileña de exportación. Pero sobre el valor el efecto será considerable, y la exportación brasileña de productos alimenticios y materia prima ascenderá a altos niveles. Al mismo tiempo que se valorizan las exportaciones, declinan las importaciones. Por un lado, se interrumpieron casi por completo los abastecimientos de los países europeos aislados de nosotros por la guerra, o empeñados en una lucha que les absorbía toda la atención y todos los recursos; por el otro, Estados Unidos, ocupado como estaba también en la producción de guerra, no pudo suplir aquel desfalco de nuestros proveedores europeos; y en algunos artículos importantes no lograron siquiera mantener el nivel de abastecimiento previo a la guerra.(…) *** Como consecuencia del aumento de las exportaciones y de la caída de las importaciones, desaparece momentáneamente el síntoma más expresivo a través del que se manifiestan las contradicciones de nuestro sistema económico, a saber, el desequilibrio crónico de la balanza de pagos externos, cuyo rol relevante en nuestras finanzas y en la vida económica de Brasil en general, ya se describió en el transcurso de esta historia. Y como efecto de esto, la moneda brasileña adquirió una estabilidad cambiaria notable, casi sin precedentes en todo nuestro pasado. Por otro lado, no obstante, la acumulación de saldos comerciales obligó a fuertes emisiones destinadas a la adquisición, por parte de las autoridades monetarias, de las divisas representativas de estos saldos, que no encontraban compradores en el mercado regular, es decir, entre importadores. Esas emisiones constituyeron el punto de partida y el impulso inicial del proceso inflacionario que se prolongará, estimulado más tarde por otros factores, durante la posguerra y hasta el presente. Las restricciones del comercio importador también tendrán otra consecuencia importante. Privado del abastecimiento externo asociado a una innumerable cantidad de manufacturas, el mercado interno debe recurrir a la producción nacional, lo que abre amplias perspectivas para las actividades industriales del país. Se repite lo que ya había ocurrido en la Primera Guerra Mundial (1914-18). Y, esta vez, a una escala mucho más grande, por un lado porque la disminución de los suministros del exterior es mucho más drástica, y por el otro porque las necesidades del mercado nacional habían crecido mucho. Además ahora, y esto no había ocurrido en 1914, se partía de un nivel industrial más elevado, y esta situación facilitó el equipamiento de la industria para satisfacer el incremento de las necesidades, insatisfechas por el recurso habitual a las importaciones. Además, la industria brasileña no servirá únicamente al mercado interno; algunos de sus sectores más desarrollados y habilitados (como particularmente el de tejidos de algodón) también encontrarán algunos mercados externos, por ejemplo en los países de América Latina y en Sudáfrica, a veces con las mismas dificultades de abastecimiento que nosotros. Estados Unidos se vuelve un gran importador de tejidos brasileños. (…) De esta manera, la economía brasileña encuentra, gracias a las circunstancias excepcionales de la guerra, un nuevo equilibrio provisorio, y a pesar de los grandes sacrificios soportados por el país, los años que duró el conflicto representan una etapa de nítido progreso. Es cierto que esto se construía a costas de la masa trabajadora del país, que toleró toda la carga de aquellos sacrificios (por el efecto, particularmente, de las restricciones alimentarias y del encarecimiento considerable de la vida), y son solamente las clases poseedoras las que efectivamente formarán parte de ese. La presión sobre el mercado, efecto de una oferta insuficiente deContinuar lendo “Capítulo 4 – HISTORIA ECONÓMICA DEL BRASIL [1945/1976]”
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Capítulo 3 – FORMACIÓN DEL BRASIL CONTEMPORÁNEO [1942]
INTRODUCCIÓN Traducción: María Laura Corvalán, Laura Berchansky, María Chaumet, Mariú Biain yYuri Martins Fontes [revisión de la traducción: Argus Romero e Ivan Leichsenring]. El inicio del siglo XIX señala no solo los acontecimientos relevantes, como son el traslado de la sede de la Monarquía portuguesa a Brasil y los actos preparatorios de emancipación política del país, sino que marca una etapa decisiva en nuestra evolución e inicia en todos los terrenos, social, político, económico, una nueva fase. Debajo de aquellos acontecimientos que pasan en la superficie, se elaboran procesos complejos que fueron el fermento propulsor y, en la mayoría de los casos, apenas la expresión externa. Para el historiador, como bien para cualquiera que intente comprender el Brasil, inclusive el de nuestros días, el momento es decisivo. Su interés pasa sobre todo por dos circunstancias: de un lado, nos proporciona, en el balance final, la obra realizada tras tres siglos de colonización y nos presenta lo que en ella se encuentra de característico y fundamental, eliminando del cuadro o por lo menos haciendo pasar a un segundo plano lo accidental y fortuito de aquellos trescientos años de historia. Es una síntesis de ellos. Por otro lado, constituye una llave, y la llave preciosa e insustituible para acompañar e interpretar el proceso histórico posterior y resultante que es el Brasil de hoy, que contiene el pasado que nos hizo. Allí se alcanza el instante en el que los elementos constitutivos de nuestra nacionalidad –instituciones fundamentales y energías– organizados y acumulados desde el inicio de la colonización, brotan y se complementan. Comienza entonces la fase propiamente del Brasil contemporáneo, erigido sobre aquella base. Habíamos llegado en aquel momento a un punto muerto. El régimen colonial realizaría lo que tenía que realizar. Se sentía que la obra de la metrópolis estaba terminada y no podría traernos nada más. No solo por el efecto de decadencia del Reino. Por mayor que ella fuera, esto no representa sino un factor complementario y accesorio que, como mucho, reforzó una tendencia ya fatal y necesaria a pesar de ella. No es solamente el régimen de subordinación junto a las instituciones, el sistema colonialen la totalidad de sus características económicas, sociales que se presenta lleno de transformaciones profundas. La obra colonizadora de los portugueses, en la base en que se asentaba y que en conjunto forma aquel sistema, agota sus posibilidades. Perecer o modificarse, tal era el dilema que se le presentaba a Brasil. No le bastaba con separase de la madre patria, lo que sería cuanto mucho un paso preliminar, aunque necesario. El proceso de transformación debía ser más profundo. Y de hecho lo fue. Brasil comienza a renovarse, y el momento que constituye nuestro punto de partida en este trabajo que el lector tendrá tal vez la paciencia de acompañar, es también el de aquella renovación. Pero punto de partida apenas, inicio de un largo proceso histórico que se prolonga hasta nuestros días y que aún no ha terminado. Con vaivenes, avances y retrocesos, se desarrolla a través de un siglo y medio de vicisitudes. El Brasil contemporáneo se define así: el pasado colonial que se balancea y termina con el siglo XVIII, más las transformaciones que se sucedieron en el discurrir del centenario anterior a éste y en el actual. En aquel pasado se constituyeron los fundamentos de la nacionalidad: se pobló un territorio semidesierto en el que se organizó una vida humana muy distinta de aquella que había aquí: de los indígenas y sus naciones, como también, aunque en menor escala, de los portugueses que emprendieron la ocupación del territorio. En el plano de las realizaciones humanas se creó algo de nuevo. Este “algo de nuevo” no es una expresión abstracta; se concretiza en todos los elementos que constituyen un organismo social completo y distinto: una población bien diferenciada y caracterizada, hasta étnicamente y habitando un determinado territorio; una estructura material particular, constituida en base a elementos propios; una organización social definida por relaciones específicas; finalmente hasta una consciencia, más precisamente una cierta actitud mental colectiva particular. Todo esto naturalmente ya se viene esbozando hace largo tiempo. Los síntomas de cada uno de aquellos signos van apareciendo en el curso de toda nuestra evolución colonial; pero es en el final de esta que se completan y sobre todo se define nítidamente el observador. Entramos entonces en una nueva fase. Aquello que la colonización realizó, aquel “organismo social completo y distinto” constituido en el período anterior, comienza a transformarse, sea por fuerza propia, sea por la intervención de nuevos factores extraños. Es entonces el presente que se prepara, nuestro presente de los días que corren. Pero este nuevo proceso histórico se dilata, se arrastra hasta hoy. Y todavía no llegó a su fin. Es por ello que para comprender el Brasil contemporáneo precisamos ir tan lejos, y yendo hasta allá, el lector no estará ocupándose solo de divagares históricos, sino recolectando datos, y datos indispensables para interpretar y comprender el medio que lo rodea en la actualidad. Se analizan los elementos de la vida brasileña contemporánea; “elementos” en su sentido más amplio, geográfico, económico, social, político. El pasado, aquel pasado colonial al que me referí arriba, está ahí todavía, y bien sobresaliente; en parte modificado, es cierto, pero presente en los trazos que no se dejan esconder. Si se observa el Brasil de hoy, salta a la vista un organismo en franca y activa transformación y que no se sedimentó aún en líneas definidas, que no “tomó forma”. Es verdad que en algunos sectores aquella transformación ya es profunda y es ante elementos propios y positivamente nuevos que nos encontramos. Pero esto, a pesar de todo, es excepcional. En la mayor parte de los ejemplos, y en el conjunto, en todo caso, atrás de aquellas transformaciones que a veces nos pueden engañar, se siente la presencia de una realidad ya muy antigua que hasta nos llama la atención encontrarla allí y que no es sino aquel pasado colonial. No me refiero aquí únicamente aContinuar lendo “Capítulo 3 – FORMACIÓN DEL BRASIL CONTEMPORÁNEO [1942]”
Capítulo 2 – URSS: UN NUEVO MUNDO [1934]
Traducción: María Chaumet [revisión de la traducción: Pablo Carrizalez Nava y Yuri Martins Fontes]. ORGANIZACIÓN POLÍTICA La dictadura del proletariado Para una gran parte del público extranjero, el régimen soviético sigue siendo ese que la prensa capitalista de todo el mundo no se cansa de pregonar: un régimen brutal de opresión, en el que el Estado mantiene a todos los individuos, mediante su famosa policía política, la O.G.P.U., con una disciplina rígida que penetra en los detalles más íntimos de la vida privada de cada uno, sin dejar más alternativa que la sumisión ciega o el simple fusilamiento. Sin embargo, la verdad es muy diferente. Sin duda, el régimen es severo, y ¿cuál revolución no lo fue? No hay que perder de vista que el régimen soviético es revolucionario y, por lo tanto, consiste en una ofensiva abierta y declarada contra fuerzas e intereses consolidados en el pasado y para los que la lucha es una cuestión de vida o muerte. En esta lucha, lógicamente, el régimen no puede actuar con menos energía que sus adversarios. Por otro lado, en la actualidad, Rusia atraviesa una transformación radical que, por su naturaleza, se opone a las tendencias, concepciones y sentimientos tan enraizados. Solo es posible una comprensión plena del régimen y sus fines en una parte reducida de la población: el proletariado. Este no sacrifica nada de lo que es propiamente suyo. Por el contrario, el éxito de la revolución depende únicamente de la libertad que se les otorgue a sus tendencias naturales. No sucede lo mismo con las demás clases. Ya no me refiero a las viejas clases dominantes (la burguesía y los grandes terratenientes), a las que ya destruyó el régimen. Dentro de la propia masa trabajadora, especialmente entre los campesinos, el régimen todavía cuenta con adversarios, si no declarados, al menos latentes y prestos en todo momento a desencadenar una ofensiva contrarrevolucionaria. Es evidente que, un régimen socialista no se condice con las tendencias y sentimientos de los campesinos sólidamente aferrados a la propiedad privada, por más pequeña que esta sea. Y de campesinos se compone, aún hoy, la gran mayoría de la población soviética. Entonces, si la revolución contó hasta hoy con la colaboración de estas camadas sociales, si no activas, al menos benevolentes (gracias a esto pudo mantenerse), no fue sin el sacrificio de aquella parte que se resistía y contra la que no había otro proceso a utilizar que la violencia. Pero, junto con estas fuerzas contrarias, que constituyen el peso muerto del régimen, existe la carga con la que toda revolución necesita contar, está su parte activa.(…) Incluso, no existe, ciertamente, otra organización que efectivice de mejor manera una participación activa de la masa de la población en la dirección política del país. No pasan desapercibidos al observador atento los síntomas de este hecho. En ningún otro sitio, los asuntos públicos ocupan en la vida de la población un lugar tan sobresaliente. Basta, para confirmar esto, con constatar el interés extraordinario e inigualable que existe por ellos en la Unión Soviética. Y esto no sería posible si los gobernantes y los gobernados fueran extremados de la forma que alegan los críticos del régimen. Mi primera impresión durante el viaje me puso este hecho frente a los ojos. Parecía, incluso que las cosas hubiesen estado preparadas a propósito para otorgarle al viajante ávido de penetrar en la vida del país un cuadro característico del régimen. Ya en el tren que me llevó de la frontera a Leningrado, el primer trecho del territorio soviético que recorrí, tuve la oportunidad de presenciar una verdadera asamblea política que sucedió en el mismo vagón en el que yo viajaba. Entre los pasajeros, mujeres incluidas –este pormenor es interesante– y empleados del tren, se estableció un debate acalorado, en el que las palabras sintomáticas –capitalismo, socialismo, sóviet, etc– que aparecían constantemente, evidenciaban claramente el contenido, incluso a quienes no conocían el idioma. Esto duró horas, y en ningún momento la discusión dejó de ser intensa. Además, claramente, no se trataba de una conversación banal. El entusiasmo de todos, el fervor con el que exponían y debatían sus ideas, demostraba no solo el interés con el que intervenían en la discusión, sino también el arsenal de convicciones sólidamente planteadas y la conciencia clara de los problemas debatidos que cada uno le aportaba a esta. En cualquier otro país, los temas de orden político le interesan con esa vivacidad a solo una parte reducida de la población. Nunca presencié, en otros lugares, hechos semejantes al relatado. En la Unión Soviética, por el contrario, estos representan un espectáculo diario para el viajante que se tome el trabajo de observar lo que pasa a su alrededor. El caso que cité podría haber sido una simple coincidencia. Al principio, no le di mayor importancia. Pero su constante repetición durante mi viaje me hizo cambiar de opinión. Los rusos son naturalmente expansivos. Si están reunidos, por más que sea de forma accidental, en cualquier lugar público, surge inevitablemente una conversación animada. Y aquellas que el azar me hizo presenciar giraron, casi sin excepción, en torno a la política. Gracias al guía que siempre me acompañaba, a veces, accedía a una traducción, y hasta llegué a participar en algunas. Pude, así, constatar que los problemas en juego eran debatidos con un conocimiento de causa que en otros países sería digno de los medios llamados cultos. Incluso cuestiones internacionales, que solo podrían afectar a la Unión Soviética muy de lejos, se discutían con vivacidad. Hasta el remoto conflicto del Chaco paraguayo fue, en una ocasión, tema en una rueda de rudos campesinos. No podía ser de otra manera. La política en la Unión Soviética es una verdadera obsesión. Los periódicos analizan a diario y minuciosamente todos los problemas políticos del momento. Reproducen con lujo de detalles las discusiones que tuvieron lugar en todos los órganos políticos más importantes del país, del gobierno y del partido comunista. Acompañan con atención los resultados prácticos que se van logrando conContinuar lendo “Capítulo 2 – URSS: UN NUEVO MUNDO [1934]”
Capítulo 1 – EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL BRASIL [1933]
“No debemos discutir la forma de la lucha, sino comenzar a luchar. Luego, son las contingencias del momento las que van a indicar qué clase de lucha se concretará. Si se dice, concretamente, que en San Pablo existen 30 o 40 mil trabajadores dispuestos a tomar las armas y asaltar el poder, es evidente que nuestra tarea es obtener las armas para estos obreros y ayudarles a asaltar el poder. Pero es en vano programar la lucha armada, si no existen los elementos capaces de concretarla. La forma de acción se encuentra determinada por las circunstancias y condiciones del momento”. [“Entrevista a Caio Prado Jr.”, Revista Revisão – Gremio de la Facultad de Filosofía de la Universidad de San Pablo, agosto de 1967]. PREFACIO (DE LA PRIMERA EDICIÓN DEL LIBRO) Traducción: Ailton de Souza Pereira y Carlos dos Santos Fonseca [revisión de la traducción: Pablo Carrizalez Nava y Yuri Martins Fontes]. Esto que el lector va a leer no es una Historia del Brasil como indica el título, es un ensayo. Quise apenas ofrecer la síntesis de la evolución política del Brasil y no contornar su historia completa. De ahí los defectos que se podrán encontrar, yo soy el primero en reconocerlos. Como he pensado ofrecer solo el resultado promedio de los incontables hechos que componen esta historia, y la línea maestra en torno a la que se agrupan, me encontré obligado a realizar una selección rigurosa que excluye todo lo que no sea absolutamente necesario para la comprensión general del asunto. Estoy seguro de que esto me ha llevado, en algunos momentos, a despreciar las circunstancias cuya ausencia se entienda como un sacrificio para una mayor claridad en la exposición. Pero, como se trata de un método relativamente nuevo para analizar la historia brasileña –hago referencia aquí a la interpretación materialista–, ignoro las exigencias de los lectores. Evidentemente todos estos inconvenientes no existirían si se tratara de una historia y no de una síntesis. Pero, por dos motivos, preferí esta última. En primer lugar, para hacer la historia completa –lo que pretendo algún día intentar– sería necesario un material que todavía está, en gran parte, por constituirse. Nuestros historiadores, que se han preocupado únicamente por la superficie de los acontecimientos –expediciones sertanistas, entradas y banderas1, reemplazos de gobiernos y gobernantes; invasiones o guerras–, olvidaron, casi por completo, lo que pasaba en el interior de nuestra historia, del que estos acontecimientos no son sino un reflejo exterior. En estas condiciones, sería necesario un tiempo considerable para presentar una historia completa, que en este momento no es posible. Vale la pena citar un concepto del escritor del prefacio a la obra de Marx Beer Historia general del socialismo sobre la historia universal, que se puede afirmar también en nuestro caso “desde hace mucho se siente la necesidad de una historia que no sea la glorificación de las clases dirigentes”. Y trazar esa historia es todo lo que pensé hacer. En segundo lugar, una historia completa solamente podría interesarle a una cantidad reducida de lectores. Por su naturaleza, sería una obra larga, que alejaría a cualquiera que no tenga un interés particular por los estudios históricos. Mi intención fue evitarlo. Quise mostrar en un libro al alcance de todos que también en nuestra historia los héroes y los grandes hechos son construcciones que utilizan las clases dirigentes en su interés, y en cuyo beneficio se escribe la llamada historia oficial. A pesar de la intención de evitar detalles, me extendí un poco más sobre el panorama histórico de las Revoluciones de la Menoridad (1831-1840) y del principio del Segundo Reinado, porque es uno de los hechos de nuestra historia más incomprendidos, lo que no le resta en nada su primordial importancia. Según la mayoría de nuestros historiadores, la Cabanada del Pará (1833-36), la Balaiada del Maranhão (1838-1841) y la Revuelta Praieira de 1848 en Pernambuco –que son las principales revoluciones populares de la época– son hechos de poco significado social, y que solo expresan la explosión de los “bestiales” sentimientos y pasiones de la masa. Esto se afirma, principalmente, sobre las dos primeras. Rocha Pombo, cuando escribía su historia en diez gruesos volúmenes, le dedicó a la Cabanada apenas una simple nota, y a la Balaiada, unas pocas páginas en las que explica los hechos militares, y solo glorifica los hechos del héroe Caxias. Joaquim Nabuco realizó un análisis más serio2 sobre la Revuelta Praieira. Sin embargo, su enfoque fue un de orden personal. Nabuco pretende justificar o, por lo menos, destacar la actuación de su padre, que fue el juez de los rebeldes y su adversario más feroz. Por eso, su análisis contiene fallas importantes, que lo llevan a conclusiones lamentables. En todo caso, se trata de un estudio que se puede llamar “serio”. Al analizar la Revuelta Praieira, y las demás revueltas que mencionamos, Nabuco no las sitúa en la historia brasileña, las muestra como hechos ocasionales y aislados, en lugar de presentarlas como el fruto del desarrollo histórico de la revolución de la Independencia. Y como estas agitaciones son tan importantes para la comprensión de la historia política de la época, creo que vale la pena analizarlas con más detalles. Hay una última observación sobre la división que adopté para la historia brasileña. Dividí la historia colonial en dos periodos: el primero se extiende desde el descubrimiento hasta el final de las guerras holandesas (mediados del siglo XVII); el segundo, de ahí hasta la llegada de D. João VI de Portugal en 1808. El lector encontrará en este texto la justificación sobre esta división. La explicación sobre la revolución de la Independencia es bastante amplia, porque quería cubrir todos los hechos que se relacionan directamente con ella. Desde la llegada de D. João hasta la institución del Imperio (1808-22) es período preparatorio. El siguiente, hasta la revuelta del 7 de abril de 1831, es de transición: todos reconocen que el 7 de abril es un complemento del 7 de septiembre. La Menoridad es la fase de ebullición enContinuar lendo “Capítulo 1 – EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL BRASIL [1933]”
Introducción – Filosofía de la praxis y teoría en Caio Prado
Un marxismo original en la formación del pensamiento latinoamericano contemporáneo
Prefacio a la edición argentina
Prologo por Lincoln Secco
Tradutores y revisores
CRÉDITOS DE LOS TRADUCTORES Y REVISORES Prefacio – Traducción: Mariú Biain y Yuri Martins Fontes [Revisión de la traducción: Mariana Mendonça Meyer y Solange Struwka] Introducción – Traducción: Pablo Carrizalez Nava [Revisión de la traducción: Mariana Mendonça Meyer y Yuri Martins Fontes] Capítulo 1- Traducción: Ailton de Souza Pereira y Carlos dos Santos Fonseca [Revisión de la traducción: Pablo Carrizalez Nava y Yuri Martins Fontes] Capítulo 2- Traducción: María Chaumet [Revisión de la traducción: Pablo Carrizalez Nava y Yuri Martins Fontes] Capítulo 3- [Traducción: Laura Berchansky, María Chaumet, María Laura Corvalán, Mariú Biain y Yuri Martins Fontes] [Revisión de la traducción: Argus Romero de Morais, Ivan Leichsenring y Yuri Martins Fontes] Capítulo 4- Traducción: María Chaumet [Revisión de la traducción: Pablo Carrizalez Nava y Yuri Martins Fontes] Capítulo 5- Traducción: Karina Fernandes de Oliveira y Pablo Carrizalez Nava [Revisión de la traducción: Argus Romero de Morais y Yuri Martins Fontes] Capítulo 6- Traducción: Pablo Carrizalez Nava y Yuri Martins Fontes [Revisión de la traducción: Camila Carduz Rocha y Paulo Alves Junior] Capítulo 7- Traducción: María Chaumet [Revisión de la traducción: Argus Romero de Morais y Yuri Martins Fontes] Capítulo 8- Traducción: Fabio Maldonado y Yuri Martins Fontes [Revisión de la traducción: Argus Romero de Morais y Ellen Elsie Nascimento] Capítulo 9- Traducción: Mariana Cerdeira y Yuri Martins Fontes [Revisión de la traducción: Pedro Rocha Curado] Capítulo 10- Traducción: Ivan Leichsenring y Yuri Martins Fontes [Revisión de la traducción: Fabio Maldonado y Pablo Carrizalez Nava] [Revisión final e integral: Laura Berchansky] SOBRE LOS TRADUCTORES Y REVISORES Ailton Teodoro de Souza Pereira es licenciado en Ciencias Sociales y magister en Sociología por la Universidad de San Pablo (USP). Trabaja como profesor de sociología en San Pablo. Argus Romero Abreu de Morais se graduó en Historia en la Universidad Federal de Ceará. Obtuvo su doctorado en Lingüística por la Universidad Federal de Minas Gerais y la Université Paris-Est. Ha realizado un postdoctorado en Discurso y Cognición en la Universidad Estadual del Sudoeste de Bahía, y otro en Representaciones Sociales en la Universidad Federal de S. João del-Rei. Camila Carduz Rocha se graduó en Economía y en Servicio Social por la Pontificia Universidad Católica de San Pablo. Realizó estudios en traducción e interpretación en la Asociación Alumni. En la actualidad, cursa una maestría en Servicio Social en la Universidad Federal de Río de Janeiro, y trabaja como traductora. Carlos Augusto dos Santos Fonseca es profesor de español como lengua extranjera y licenciado en Letras (Portugués/Español) por la Universidad de San Pablo. En la actualidad, cursa una maestría en Lengua Española en la Universidad de San Pablo. Ellen Elsie es doctoranda en Sociología en la Universidad de San Pablo, y graduada en Ciencias Sociales por la Universidad Federal de Paraíba. Fabio Maldonado es licenciado en Relaciones Internacionales. En 2017, obtuvo su maestría en “Integración de América Latina” en el PROLAM – Universidad de San Pablo. Es miembro del Núcleo Práxis de la USP y del Núcleo de Estudios sobre el Capitalismo Dependiente (NECAD). Ivan M. F. Leichsenring realizó una maestría en Educación en la Facultad de Educación de la Universidad de San Pablo, en 2012. En 2004, obtuvo su título de licenciado en Lingüística y Portugués en la USP. En la actualidad, se desempeña como profesor en el estado de San Pablo, artista plástico y escritor. Karina Fernandes de Oliveira es licenciada en Economía por la Universidad Federal de la Integración Latinoamericana (UNILA), y concluyó una maestría en Integración de América Latina en el PROLAM de la USP. Es miembro del Grupo de Estudios de la Teoría de la Dependencia (UNILA). María Laura Corvalán es licenciada en Comunicación Social por la UNR (Universidad Nacional de Rosario), realizó su maestría en danza en la Universidad Federal de Bahía, en Brasil. Es doctoranda en Comunicación Social en la UNR, y profesora de Cultura y Subjetividad en la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UNR. Laura Berchansky es licenciada en Historia por la Universidad Metodista de Piracicaba (San Pablo, Brasil). En la actualidad, trabaja como traductora y profesora de Portugués en Rosario. Mariana Cerdeira es licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires. Posee estudios sobre desarrollo local, territorial y economía social en el FLACSO, Argentina. Trabaja en el área de políticas culturales, y en la actualidad, coordina el Programa de Formación en Gestión Cultural Pública del Ministerio de Cultura de la Nación de Argentina. María Chaumet es traductora literaria, técnica y científica de Inglés del Instituto de Educación Superior n.28 Olga Cossettini de Rosario, Argentina. También, posee estudios avanzados de Portugués en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, y tiene experiencia como traductora autónoma en esta lengua. Mariana Mendonça Meyer se graduó en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de San Pablo, donde realiza una investigación sobre Arquitectura y Educación. Es alumna de la Licenciatura en Música de la Escuela de Comunicación y Artes de la Universidad de San Pablo, y miembro del Núcleo Práxis-USP. Mariú Biain es abogada y especialista en mediación familiar, editora y coordinadora de la Editorial del Centro de Estudios Avanzados de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, participa en el Programa de Investigación Estructuras y Estrategias Familiares de Ayer y de Hoy. Pablo José Carrizalez Nava es licenciado en Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela, y profesor de Ciencias del Instituto de Energía y Ambiente de la Universidad de San Pablo, donde actualmente realiza su investigación de doctorado sobre energía y desarrollo en América Latina. Paulo Alves Junior es profesor de Historia en la Universidad de la Integración Internacional de la Lusofonía Afro-Brasileña (UNILAB). Es doctor en Sociología por la Universidad Estadual Paulista (UNESP), y tiene maestría y graduación en Historia por la Pontificia Universidad Católica de San Pablo (PUC-SP). Pedro Rocha F. Curado es profesor de Defensa y Gestión Estratégica Internacional en la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Realizó su doctorado en Economía Política Internacional en la UFRJContinuar lendo “Tradutores y revisores”
Prólogo a la edición argentina
Prólogo a la edición argentina, Por Yuri Martins Fontes
Breve biografía de Caio Prado Júnior
Breve biografía de Caio Prado Júnior, por Yuri Martins Fontes