Prefacio a la edición argentina

Por Lincoln Secco**

Caio Prado Júnior perteneció a una generación de comunistas que intentó borrar la marca individual en los procesos históricos. En uno de sus textos filosóficos se preguntaba acerca de los límites de la libertad humana. Libertad que, para un marxista, no iría mucho más allá de la toma de conciencia de las fuerzas colectivas de la historia. Para él, era el “hombre al mismo tiempo autor y actor de la historia”1. Autor anónimo, muchas veces, inmerso en cadenas de acciones colectivas impersonales, pero al fin, autor. En una historia que, en general, se desarrolla ignorando las voluntades individuales, el hombre sería siempre más actor en un palco construido por las generaciones pasadas y reconstruido por los hombres y mujeres del presente.

Caio da Silva Prado Júnior nació el 11 de febrero de 1907, en un barrio de élite de la ciudad de San Pablo: Higienópolis. En aquella época, esta ciudad tenía 240.000 habitantes y el Distrito Federal (Río de Janeiro) contaba con 1.600.000. Entre 1900 y 1920, la tasa de crecimiento de la capital paulista (101%) superaba a la de Río de Janeiro (67%).

Caio Prado pertenecía a una tradicional familia paulista con inversiones diversificadas entre las tierras y el comercio. Sus familiares eran importantes personalidades de la vida política y artística. Para tener una idea de la vida que él tuvo, basta observar algunos datos del censo realizado en San Pablo en 1934, en los que se descubre que solo el 0,7% de la población vivía de rentas. Por lo tanto, él integraba un ínfimo sector de la población, que componía la alta burguesía paulista.

Por esta condición, el lector también puede imaginar el choque que produjo en la élite intelectual y política y en sus círculos familiares al adherir al Partido Comunista de Brasil (PCB). Como ex alumno de la Facultad de Derecho de San Pablo (1924-1928) y habiendo iniciado una carrera política en la disidencia oligárquica paulista del Partido Democrático, nada indicaba que aquel joven pudiese terminar en las filas del comunismo.

Al recordar el hecho, apenas explica que se captado en 1931 por un camarero español de un restaurante que frecuentaba. No se sabe quién era. Lo más probable es que se haya aproximado al comunismo a través del español Elias Sánchez. Aunque Sánchez cayó preso por ser simpatizante de la Liga Comunista Internacionalista (trotskista), había pertenecido al PCB. Además, Caio Prado mantuvo correspondencia con Lívio Xavier, uno de los principales trotskistas de este período. Tal vez por eso, un año más tarde, fue acusado por el Comité Regional de San Pablo (CR-SP) del PCB de haber hecho un diario burgués con los trotskistas.

El episodio revela dos aspectos que marcan su trayectoria: la independencia intelectual dentro del partido, y cierta tolerancia del PCB para con él. Al fin de cuentas, Caio Prado ingresó al partido en una fase de proletarización en la que la antigua dirección, de origen anarquista, había sido destituida por la Internacional Comunista. Los militantes de origen intelectual escondían sus orígenes, cambiaban sus hábitos, se vestían mal e imitaban supuestos gestos obreros, pero él no podía disimular su posición social.

Esto es evidente en la llamada literatura proletaria de Jorge Amado. El famoso escritor comunista ganó el Premio Stalin en 1951 y escribió una trilogía dentro del modelo del realismo socialista en 1954, en la que retrató la dictadura de Getúlio Vargas (1930-1945). En su libro Subterrâneos da liberdade, Caio Prado Júnior fue la base para la creación de un personaje importante en la trama: el escritor Cícero D’Almeida. Este personaje se presentó como un intelectual importante, escritor e historiador, que frecuentaba las mismas fiestas de las clases dominantes y, aunque fiel al partido, siempre se oponía a los militantes de origen obrero, combativos y odiados por la burguesía.

Militante incansable, Caio Prado Júnior fue perseguido y estuvo preso muchas veces. Su vocación de estudioso de los problemas brasileños, no obstante, lo ubicó en la categoría de los pensadores respetados por su importancia intelectual, a pesar de su opción política.

Cuando abrió la Universidad de San Pablo en 1934, se inscribió en Historia y Geografía en la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras, donde fue compañero de conversaciones y viajes de los geógrafos Pierre Monbeig y Pierre Defontaines.

Estuvo preso en 1935, cuando se alejó de Brasil y de su carrera universitaria. En 1947 fue elegido diputado provincial por el PCB y se casó ese mismo año. En 1954, por insistencia de amigos, escribió Diretrizes para uma política econômica brasileira, una tesis presentada en el concurso para la cátedra de Economía Política de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Pablo. Obtuvo el título de libre-docente, pero no pudo ser profesor de la materia por razones políticas. En esa época ya era uno de los historiadores más respetados de Brasil. Cuando murió en 1990 su obra como historiador se había convertido en un modelo casi universal, discutido en muchas universidades brasileñas.

Obra

En su obra Caio Prado Júnior intenta conocer Brasil para cambiarlo. Demuestra que la línea que atraviesa a lo largo de toda la historia de Brasil es la economía, siempre volcada hacia afuera. Desde el inicio, considera que América portuguesa se encuentra integrada en la trama del capitalismo internacional. Nacemos modernos, como una empresa global. La tecnología mediterránea de la plantación y los cambios en la caña de azúcar de las islas atlánticas se asociaron a la fuerza de trabajo del continente negro y a la administración y explotación que dirigieron los europeos.

Lo que le importaba era el hecho de que las formas de producción instaladas aquí obedecían al único objetivo de abastecer a los mercados de los países europeos con algunas mercaderías primarias.

Por eso, “el análisis de la estructura comercial de un país siempre muestra, mejor que el de cualquiera de los sectores particulares de la producción, el carácter de una economía”, escribió en 1942. Sus críticos llamaron a esto “circulacionismo” y no prestaron atención al hecho de que, en la periferia, el estudio de la esfera de distribución es lo que conduce a la totalidad. Esto se debe a que el dinamismo del modo de producción está en el centro del sistema y este es el que le da “sentido de colonización”, como el lector apreciará en uno de los textos de esta compilación.

También se afirmó que este pensador no dio la debida importancia a nuestro proceso de diferenciación productiva interna. Cuando escribía en los años 1950 contra el capital extranjero en Brasil, Caio Prado Júnior veía (como también lo hacía su partido) el imperialismo y el latifundio como obstáculos a la independencia económica del país. Pero Caio Prado no se oponía a los capitales extranjeros y a la industrialización de Brasil. Eso hubiera representado oponerse a su esquema interpretativo de la economía colonial, ya que fue el primero en observar que el centro del sistema necesitaba el crecimiento de la colonia para estudiarla.

A pesar de su originalidad, se relacionaba con la cultura comunista de su tiempo, y compartía la fe laica en el modelo socialista, junto con su generación. Tanto el libro URSS: um novo mundo (1934) como O Mundo do Socialismo (1962)demuestran su permanente defensa del sistema soviético. Por otro lado, no tenía lugar en el partido. Muchos comunistas lo admiraban como intelectual, pero no lo dejaban influir en la dirección del PCB. En la universidad, como vimos, se le había prohibido el ingreso.

La situación particular de un autor original cuya producción se pensaba en un “no lugar” permitió que Caio Prado Júnior escribiera la interpretación histórica más importante sobre Brasil.

Luego de un período de mayor compromiso con el modelo soviético de revolución, Caio Prado se acercó de forma progresiva a una lectura del proceso de la revolución brasileña. Se puede estudiar si esto se relacionaba con los nuevos caminos que abrió el Informe Kruschev en 1956, en el que se denunció a Stalin, y se confirmó una coexistencia pacífica en la política exterior de la Unión Soviética.

Caio Prado Júnior no realizaba críticas a la Unión Soviética públicamente y, por eso, no sabemos cuánta influencia habrá ejercido esta situación en su visión sobre una vía no insurreccional. Además, después de 1958, el PCB adoptó un camino pacífico. Como no estaba de acuerdo con la colaboración de los comunistas con la burguesía nacional y en especial con los gobiernos “populistas”, estuvo en contra del apoyo del PCB a Getúlio Vargas en 1945.

Se volvió más crítico, cuando el PCB se aproximó a los gobiernos posteriores al de Vargas. Por un lado, cuestionó la posición de los comunistas por haber apoyado una revolución nacional cuya base social era la burguesía: “Ella no tiene intereses propios y específicos, como clase, que la lleven a oponerse al imperialismo. (…) En suma no se podrá contar con la burguesía brasileña como fuerza propulsora de la revolución agraria y nacional”2.

Por otro lado, no proponía la socialización inmediata de los medios de producción: “Estoy de acuerdo por completo (…) que no es posible, en las condiciones actuales de Brasil, la socialización de los medios de producción (…). Acepto, de esta forma, la posibilidad de la evolución y desarrollo de la economía sobre una base de naturaleza capitalista (…). Entre el acierto que consiste en reconocer la imposibilidad inmediata de la revolución socialista en Brasil, y la afirmación de que esa imposibilidad tiene algo que ver con el carácter progresista del desarrollo capitalista entre nosotros (…) hay un abismo de incomprensión”. La burguesía brasileña no era una fuerza revolucionaria como sostenían las tesis del partido y, por eso, el desarrollo económico debería ser limitado por una política surgida de otras camadas sociales3.

Esta visión de Brasil estaba consolidada cuando Caio Prado escribió su libro de mayor impacto en la militancia de izquierda, A Revolução Brasileira (1966).

Las obras seleccionadas en esta edición

Evolução política do Brasil afirma que “nuestros historiadores, preocupados únicamente con la superficie de los acontecimientos (…) olvidaron casi por completo lo que sucede en el interior de nuestra historia, de lo que estos acontecimientos no son sino un reflejo exterior”. La primera parte del libro, fiel a una interpretación materialista de la historia (además, ese es el subtítulo de la obra), revela los elementos materiales que definieron la forma de organización económica de Brasil. Podemos observar que en 1933 el autor ya tenía una idea de revolución más o menos formada. Caio Prado Júnior anticipa, parcialmente, es verdad una visión del proceso de revolución que lo acompañará por el resto de su vida (y que veremos más profundizada en 1966, en la obra A Revolução Brasileira).

Este pequeño libro de los años 1930 fue una edición pagada por el autor y tuvo poca repercusión, pero la segunda edición de 1947 se agotó rápidamente. En la segunda edición, el autor cambió la expresión “ensayo de interpretación materialista” del subtítulo por “ensayo de interpretación dialéctica”. Y en las ediciones posteriores la obra adquirió el título Evolução política do Brasil e outros estudos y contó con nueve ediciones hasta 1971, si incluimos las dos primeras en las que no se agregaron los “otros estudios”.

URSS: um novo mundo también fue publicado con recursos propios4, y tuvo dos ediciones seguidas: en 1934 y en 1935 (esta última incautada por la policía). El primer libro solo se reeditó en 1947. Esta obra sobre la Unión Soviética fue producto de sus conferencias en el Clube dos Artistas Modernos y es un elogio a la Revolución Rusa. Su visión procesual de la Revolución no pone en discusión la lucha armada, que sejustifica en el caso de Rusia en 1917.

História econômica do Brasil: Colônia (1945) resume las ideas originalmente defendidas tres años antes en Formação do Brasil contemporâneo (1942), pero extiende el análisis hasta los días actuales, trazando directivas para la comprensión de la coyuntura de posguerra. Mientras que Formação, su obra más valorada en los mediosuniversitarios, contó con once ediciones hasta 1971, su História econômica tuvo trece ediciones, y había sido lanzada después5. En 2004 el libro ya contaba con 46 ediciones. Más recientemente la editorial Companhia das Letras reeditó varias obras de Caio Prado Júnior.

Formação do Brasil contemporâneo fue publicado en 1942 por la editorial Martins6. Tuvo alguna aceptación dentro del limitado público lector de obras de aquella grandeza. El autor participó en entrevistas y conferencias y autografió libros, y hubo una segunda edición en 1945. Junto a História econômica do Brasil (agosto de 1945), este texto le abrió las puertas del universo del prestigio intelectual más allá de las filas comunistas. En 1954, una publicación decía que: “Con excepción del señor Caio Prado Júnior no hay en Brasil ningún comunista (…) que haya publicado alguna obra realmente valiosa”7.

Sucede que él no hacía afirmaciones categóricas. Prefería exponer movimientos, procesos y relaciones8. Astrojildo Pereira, uno de los fundadores del PCB, en una larga y violenta crítica a la obra filosófica de Caio Prado jamás publicada, dijo que él, “queriendo parecer más marxista que Engels (y hasta que el mismo Marx…), lo que en verdad hace es un intento de revisionismo anti-marxista”9. El revisionismo era la falla común que le endilgaron en los años cincuenta, como lo demuestra la crítica escrita por el editor comunista Calvino Filho10. Caio Prado Júnior fue también un importante editor brasileño fundador, junto con el escritor Monteiro Lobato, de la Editorial Brasiliense.

De 1952 es el libro Dialética do conhecimento (Editora Brasiliense), dos grandes volúmenes sobre el lenguaje y la lógica formal, la metafísica, matemática e historia de la dialéctica. Erudito, con un notable conocimiento de diferentes autores y corrientes de pensamiento (desde el Existencialismo hasta el Círculo de Praga), el libro se basa en un “positivismo centrado en la psicología del comportamiento”11 que él juzgaba adecuado para reformular el marxismo, actualizándolo con las conquistas más “recientes” de las ciencias y el pensamiento filosófico. El proyecto de actualizar el marxismo reflejaba la idea de que las ciencias humanas no estaban todavía en un alto grado de formalización como las ciencias exactas. Pero sus obras filosóficas no contaron con la misma repercusión académica que sus estudios históricos12. A pesar de eso, los lectores no ignoraron este libro, que tuvo cuatro ediciones hasta 1963 y fue reeditado en 1969 y en 1980. En 1959, escribió Notas introdutórias à lógica dialética (Editora Brasiliense; tuvo cuatro ediciones hasta 1979).

Hay quien afirma que en los trabajos filosóficos de Caio Prado Júnior también existe otro dato importante para explicar el predominio que le daba al análisis de las coyunturas. Como su obra sería influenciada por el positivismo lógico de Russell y del Círculo de Viena, de allí habría extraído la noción de que solo existen procesos y relaciones13, siendo los objetos despojados de toda su estatura ontológica. Habría un relacionismo que explicaría también su “circulacionismo” en la historia económica, sin el énfasis de las fuerzas productivas.

Siempre fiel a su idea del sentido de la colonización, Caio Prado rechazó la tesis de la existencia del feudalismo en Brasil. Hasta 1964 la tesis del feudalismo dominaba las mentes de los pensadores de izquierda sobre la cuestión agraria. Los principales dirigentes e historiadores comunistas como Carlos Marighela, Alberto Passos Guimarães y Nelson Werneck Sodré eran adeptos a ella.

Hace mucho tiempo declaró que la burguesía siempre dirigía el sistema productivo, tanto si fuesen terratenientes como industriales14. La explotación de la tierra se hizo y se hace dentro de modelos claramente mercantiles, los terratenientes serían entonces “típicos burgueses”, y solo se podía afirmar lo contrario introduciendo “categorías históricas preconfiguradas en situaciones diferentes a la nuestra”15.

No se preocupó por explicar el carácter capitalista de la economía colonial, sino que su concepción se aproximó a la del argentino Sergio Bagú, pionero en la crítica de la teoría feudalista (que en 1949 había publicado el libro Economía de la sociedad colonial)16.

Reafirma en A Revolução Brasileira que la historia latinoamericana se ubica en el interior del sistema capitalista internacional, y define la lógica interna de la economía en consonancia con factores externos. Esta idea no presentaba ninguna novedad y era ampliamente conocido por sus otros libros. ¿Qué es lo que había cambiado? Lo más importante fue la coyuntura. El golpe del 1º de abril de 1964 instaló a la dictadura militar en el gobierno y sacó a Caio Prado Júnior de la marginalidad política al interior de la izquierda, dando más respaldo a sus tesis17. Fue elegido el intelectual del año en 1966 por la Unión Brasileña de Escritores (Premio Juca Pato). El estilo del libro es polémico y su escritura recuerda en muchos párrafos un manifiesto con críticas directas a su real destinatario: las fuerzas de izquierda que deberían conducir la Revolución Brasileña.

La obra tuvo dos ediciones en el mismo año en que salió y otras en 1968, 1972, 1977 y 1978. Se tradujo de inmediato al español y se lanzó en Argentina con el prólogo y la traducción de Rodolfo Puiggrós (que utilizó el seudónimo de “Césped”), que le escribió a Caio Prado y reconoció en su libro una posición creativa en el seno del marxismo18. En 1968 el editor Peña Lillo solicitó artículos del periódico sobre el premio Juca Pato para difundir en las gacetillas y agregar en la tapa de la edición argentina19, y le adelantó 100 dólares en concepto de derechos de autor20. Poco después, A Revolução Brasileira comenzó a ser traducida al japonés21. En 1987 la obra llegó a la séptima edición brasileña.

La crítica principal que recibió el libro se basó en la inadecuación entre el análisis económico e histórico y la ausencia de un programa político. Y se cuestionó también las alianzas del PCB con la llamada burguesía nacional. Sin embargo, la “correcta” elaboración del discurso histórico no se relacionaba con la adhesión del PCB a cualquier tendencia política de izquierda. Ruy Fausto afirmó que el objetivo socialista quedaba librado a un horizonte indefinido, como si el movimiento fuese el todo y la finalidad la nada (para rescatar la expresión del socialista alemán Eduard Bernstein)22.

Estas fueron las opiniones de otros lectores de la obra. André Gunder Frank señaló que el análisis de Caio Prado era correcto, pero que la expresión política era “reformista o revisionista”23. El conocido militante y periodista Victor Azevedo criticó la falta de una “política” en el libro y la atribuyó al hecho de que la obra era “legal, para ser vendida en el mercado”. También afirmó que Caio Prado Júnior describía el camino insurreccional cubano, pero omitía todo lo que se relacionaba con la estrategia y la táctica de la revolución en Brasil. Se trataba de un pensamiento que no pudo completar24.

Cuando Caio Prado concurrió a la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de la Universidad de San Pablo, donde ofreció una conferencia sobre A Revolução Brasileira y una polémica entrevista, los alumnos no estuvieron de acuerdo cuando afirmó que el carácter de la revolución no podría ser definido a priori. Una estudiante llamada Iara Iavelberg25 protestó y apuntó con su dedo al orador:

– ¡La revolución brasileña es socialista!

– Esa es la visión de ustedes – respondió Caio Prado, amable–, existen otras visiones26.

Pero, a pesar de esta polémica, su obra no dejó de ser una de las pocas lecturas de los militantes que defendían la lucha armada en aquel período27.

Curiosamente el reclamo por un programa político provenía tanto de la extrema izquierda como de los comunistas del partido. Marco Tavares Coelho (con el seudónimo de “Assis Tavares”) también realizó críticas que luego el autor respondió. Algunas décadas más tarde, Coelho revisó la polémica con Caio Prado Júnior y reafirmó que A Revolução Brasileira tenía “como línea central un análisis político equivocado de la situación brasileña en el período que va, grosso modo, de 1930 hasta 1964”28.

Caio Prado no pretendía establecer una táctica en aquel momento, por eso no se definió por el reformismo de su partido ni por la lucha armada. ¿A qué se debía esta indefinición? ¿Sería por la censura? Esa es una respuesta poco probable, ya que siempre calificó al golpe de Estado como reaccionario y lo nombró con su verdadera fecha (1º de abril), algo que le molestó mucho a los generales golpistas. Además, el libro era de un reconocido intelectual comunista. La palabra “Revolución” en el título, una constante preocupación de otros pensadores de la época, también representaba una crítica al golpe militar, que los conservadores denominaban como la “revolución del 31 de marzo”.

El sujeto histórico de la revolución

Caio Prado afirma que el principal problema es la herencia de una economía esclavista que se orienta al exterior y se basa en la desarticulación entre la producción y el consumo interno. La doble condición (esclavitud y exportación) condicionó el tipo de sociedad que se gestó en Brasil. A tal punto que el hambre (estructura de larga duración) y la pobreza de los vínculos sociales conformaron una sociedad marcada por la disgregación. La tierra se llenaba con caña de azúcar, mientras que la población se moría de hambre sin el “pan de la tierra” (la mandioca).

Era necesario cambiar esta realidad, ¿pero cómo? La revolución brasileña no definía bien cuál era el sujeto histórico del cambio social. Aquí se encuentra el punto central de la crítica que le dirigieron cuando se publicó A Revolução Brasileira. La ausencia de un programa político no era una debilidad de la obra porque nadie poseía esta respuesta. Las dos alternativas planteadas en 1966 fracasaron. Así como la estrategia del PCB había sido derrotada en 1964, la lucha armada más tarde sería diezmada por la represión y la tortura indiscriminada usadas por los militares.

Caio Prado Júnior evitaba hacer juicios de valor sobre estas formas de lucha. En aquel momento, el PCB era a pesar de sus errores el gran organizador de las luchas obreras en Brasil, y la lucha armada contribuyó a desenmascarar la dictadura brasileña y mantener encendida la llama de la resistencia popular. Como explicó en A Revolução Brasileira sobre el caso cubano, el problema brasileño era poder definir cuál era el sujeto de la revolución, en lugar de conocer las formas tácticas de lucha que podían o no conducir a la insurrección armada. Caio Prado Júnior había visitado Cuba algunos años antes y conversó personalmente con Fidel Castro.

En Brasil no tuvimos una clase trabajadora que hubiese evolucionado de los siervos de la gleba, así como nuestro capitalismo no resultó de un crecimiento espontáneo y endógeno, porque venía “de afuera” y “por arriba”29. De este modo, las fuerzas que representaron la construcción de la nación fueron inorgánicas al sistema. Tanto los empresarios agrícolas como los esclavos constituyeron “clases” ligadas a un aparato productivo ajeno a las necesidades nacionales.

El marxismo clásico no pudo prever que exactamente lo inorgánico se volviera el sujeto revolucionario. Caio Prado Júnior veía en esa masa “socialmente indecisa”, que vegetaba en los intersticios de la gran producción exportadora, un enigma y al mismo tiempo la única base social con la que el proletariado debía, pero no podía, contar.

Conclusión

Caio Prado Júnior defendió una inversión en la operación intelectual de los marxistas brasileños que intentaban constituir un método para después aplicarlo a nuestra realidad. Él pretendió conocer Brasil en primer lugar, y dialogar con su historia, de modo que su método se desarrolló en la práctica como historiador.

Sus preocupaciones fueron, de cierta manera, “filosóficas”. Aunque trataran de historia política, económica o agraria. Se preocupaba por el origen y el destino; la formación y el sentido; y la forma que eligió fue el ensayo y la síntesis. Nunca dejó de indagar el mundo como un filósofo. Solo que sus respuestas eran las del historiador. Se basó siempre en la observación geográfica y la investigación documental, no especulaba, narraba.

* Traducción: Mariú Biain y Yuri Martins Fontes [revisión de la traducción: Mariana Mendonça Meyer y Solange Struwka].

** Profesor libre-docente de Historia Contemporánea de la Universidad de San Pablo; autor del libro Caio Prado Júnior: o sentido da revolução (Boitempo, 2008), entre otros.

1 Prado Júnior, C., O que é filosofia. San Pablo: Brasiliense, 1990, 17ª ed., p. 94.

2 Esto es lo que escribió en la crítica a las Tesis del V Congreso del PCB, una serie de cinco artículos en Tribuna de Debates abierta por el Partido Comunista en 1960 para redefinir su línea política. Cf. Caio Prado Júnior, “As Teses e a Revolução Brasileira, Novos Rumos”, Tribuna de Debates, 22 a 28 de julio de 1960.

3 Ibid., 8 a 14 de julio, y 15 a 21 de julio de 1960, respectivamente.

4 E. Carone, “Caio Prado Júnior”, Revista do Instituto de Estudos Brasileiros, S. Pablo, n. 32, p. 214-7, 1991.

5 Esta obra se tradujo al español (trad. H. J. Barroso, Futuro, 1960, 384 p.).

6 Más tarde, este libro se tradujo al inglés: The Colonial Background of Modern Brazil (Berkeley, University of California, 1969).

7 Cadernos do Nosso Tempo, Río de Janeiro, n. 2, p. 123, 1954.

8 C. Prado Jr., Dialética do conhecimento. San Pablo: Brasiliense, 1969, T. I, p. 13.

9 A. Pereira. Sem título. fl. 19. También copia dactilografiada con modificaciones: Pereira, A. Notas à margem de um livro de Caio Prado Junior. Cedem, Unesp, Arch. A 2, 6 (1)-13.

10 Calvino Filho, “O revisionismo econômico que revive”, Novos Tempos, n. 1, Río de Janeiro, sept. de 1957.

11 J. A. C. Pinto, “Caio Prado Jr.: a derrota do marxismo no Brasil”, Esp. Acadêmico, n. 70, mar. 2007.

12 O. Pilagallo, “O aristocrata radical”, Folha de S. Paulo, 04/02/2007.

13 J. Gorender, “Do pecado original ao desastre de 1964”, en M. D’Incao (org.), cit., p. 261.

14 Carta de Caio Prado Júnior a Francisco de Borja (pseudónimo), S. Pablo, 26 de mayo de 1932.

15 Carta de Caio Prado Júnior al dr. Alberto Calvo (de Caracas). S. Pablo, diciembre de 1960.

16 Löwy, Michael (org.), O marxismo na América Latina: uma antologia de 1909 aos dias atuais. San Pablo: Fundação Perseu Abramo, 2012.

17 Marco A. Garcia. “Um ajuste de contas com a tradição”, en Maria A. D’Incao (org.), História e Ideal: ensaios sobre Caio Prado Jr.. S. Pablo, brasiliense, 1989, p. 273.

18 Carta de Rodolfo Puiggrós a Caio Prado Júnior, 6/3/1968. Toda la correspondencia que se cita aquí se consultó en el archivo de Caio Prado Junior del IEB – USP (Instituto de Estudios Brasileños de la Universidad de San Pablo).

19 Carta de Pena Lillo a Caio Prado Júnior, Buenos Aires, 4/3/1968.

20 Carta de Pena Lillo a Caio Prado Júnior, Buenos Aires, 2/8/1968.

21 Carta de Maurício Crespo a Caio Prado Júnior, Tokio, 26/1/1970.

22 R. Fausto, “A revolução brasileira de Caio Prado Jr.”, Teoria e Prática, I, n. 2, 1967.

23 André Gunder Frank, Carta a Caio Prado Júnior, Montreal, 24 de nov. de 1967.

24 Carta de Cristina a Caio Prado Júnior, San Pablo, 25 de jul. de 1966.

25 Fue una alumna de Psicología y, en aquel momento, militante de Polop – Política Operaria, una de las organizaciones que defendían la lucha armada.

26 J. Lieblich Patarra, Iara, Rio de Janeiro, Rosa dos Tempos, 1992, p. 154.

27 Idem, p. 302.

28 M. A. T. Coelho, “A polêmica com Caio Prado Júnior há quarenta anos”, seminario organizado por la Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ), del 8 al 9 de oct. de 2007.

29 C. Prado Jr. Diretrizes para uma política econômica brasileira. Op. cit., p. 72.